Distorsión Mental

Título canción: Distorsión Mental
Creador: HSM

Quiero gritar y llorar,
quiero vivir y morir,
quiero despertar y dormir,
quiero entrar y salir.

Soy una persona como cualquiera,
una persona que se alimenta
y con los pies en la tierra,
soy la persona como yo quiera.

Hoy pongo punto final a esta historia,
pero quedará en mí memoria,
sé, que con el tiempo pasará, y yo diré:
fue la etapa de un niño con distorsión mental.

Quisiera detener el tiempo,
y mirar mi alrededor,
pensar bien las cosas,
para no cometer el mismo error.

1 – 2 respiro,
3 – 4 camino,
5 – 6 miro,
7 – 8 termino.

(coro):
Maldita sea mi vida,
maldita sea mi muerte,
maldita sea mi suerte,
maldita sea mi mente.

No es necesario pedir perdón,
todos somos conscientes de nuestras acciones,
cada uno es libre de tomar una decisión,
cada uno asume su error.

Pregunto todo lo que me inquieta,
hasta lo mas fundamental,
concluyo que estoy enfermo,
que tengo distorsión mental.

Mi mano tiembla,
mis ojos se humedecen,
mi piel se enfría,
mi mente se desvanece.

Camino por el túnel,
hasta la luz negra,
mis nervios crecen,
mi muerte llega.

(coro):
Maldita sea mi vida,
maldita sea mi muerte,
maldita sea mi suerte,
maldita sea mi mente.

Todo salió mal,
por muchos motivos,
quizás conscientes,
quizás arrepentidos.

Ahora

Y así es la vida; no me para de dar sorpresas. Ya estoy fuera de toda presión alguna; terminé mi etapa de colegio de forma, yo diría, satisfactoria; también ya rendí la PSU y ahora solo espero los resultados (creo que no serán buenos) En estos momentos tengo mucho tiempo libre, el cual trato de llenar de cualquier forma: saliendo, jugando, PENSANDO y REFLEXIONANDO.

¿ Llorar o no llorar ?

Exactamente 6 años de mí vida (2003 – 2008) las viví en el Internado Nacional Barros Arana (INBA). Sacando cuentas, fueron más horas en el Liceo que en mi propia casa ¿increíble no? Este año ha sido un poco anormal, ya que cumplí 18 años de edad, tengo que dar la famosa PSU, salí del colegio, conocí a mucha gente y me atrevo a decir que maduré bastante. El viernes pasado fue mi último día de clase de colegio; debo reconocer que estaba muy melancólico, el ambiente de mis compañeros era muy similar, todos nos mirábamos uno al otro sin saber que decir, cómo actuar, nadie quería darse cuenta de que ya somos hombres y tenemos que dejar aquella etapa que suele decirse que es la mejor… el ser escolar. Como lo he mencionado, yo entré al INBA el año 2003 en el Séptimo año A. Fue en ese curso donde encontré por primera vez una “familia” alternativa a la de sangre. Éramos cerca de 40, todos unidos y ayudándonos todos con todos. Luego en Tercero medio entré a otro curso, por el asunto de los electivos. Creí por un momento en que no iba a poder relacionarme con mis nuevos compañeros, pero con el correr del tiempo no fue así. No quiero llorar por dejar atrás esta etapa, ni mucho menos porque me separaré de mi “familia alternativa”, pero estoy consciente de que lloraré de todas maneras el día en que finalmente todo se acabe.

Camino de noche

Era viernes por la noche y yo salí del preuniversitario ubicado en la calle Agustinas, detrás de la Casa de Gobierno (La Moneda). Eran las 20:45 aproximadamente y corría un viento tibio, muy agradable. Ese día, decidí ir a tomar el metro a la estación Universidad de Chile y para eso tenía que caminar por el Paseo Ahumada. Iba cansado, porque había tenido una jornada agotadora en el colegio y en el preuniversitario; caminaba tranquilamente mirando cada rincón, la gente pasaba por al lado mío de forma acelerada, nadie parecía estar tranquilo como yo. En un instante el semáforo me dio luz roja; paré y miré a un costado de mí. Me encontré con una persona que no tenía piernas y estaba tirado en la calle pidiendo dinero (según el para comer). Fue en ese momento cuando me di cuenta de lo que me rodeaba; estaba en el centro de Santiago, lugar en donde se puede topar con cosas que nunca en la vida uno se imaginaría que existen. El semáforo dio verde y crucé. Me quedé heladamente pensando en aquel caballero que estaba en la calle, cuando en eso, comienzo a escuchar una música como de navidad. Me extrañó mucho ese sonido, porque no estábamos en época navideña. Comencé a buscar con mi mirada, de dónde venía esa musiquita; cuando en eso, me encuentro con un caballero con un gorro de navidad, sentado en una silla, con barba larga y blanca (al parecer era bastante viejo), con una imagen gigante del Papa Juan Pablo II a sus pies, con una pequeña plataforma llena de monedas de peso y con una mano sostenía un megáfono (del cual salía la música) y con la otra, asía la señal de la cruz a cada persona que pasaba delante de el. Metí mi mano al bolsillo, tenía un par de monedas; me acerqué a el y se las di; el me miró a los ojos y me hizo la señal de la cruz. Di media vuelta y bajé a tomar el metro.

Cambio

No aguanté; eran muchos sentimientos dentro de mi, no lo pude aguantar… exploté. Días atrás le pegué un combo a un vidrio, por todo lo que me está pasando. Debo reconocer que me hice pico la mano, pero me sirvió de cierta forma a “desahogarme”. Ahora tengo la mano toda rota, por haber realizado ese acto. ¿Es la edad? ¿mi entorno? ¿la presión? No lo sé. Creo que muchas personas pasamos por lo mismo, pero como que a mi me ha durado más de la cuenta. Es algo inevitable; todos los días hay algo que me bajonea por un largo tiempo. Ahora me doy cuenta lo que es “La vida”. La vida, algo tan complicado, tan lindo, tan extremo, tan increíble… ese es el problema ¿cómo algo puede ser tan malo y tan bueno a la vez? ¿por qué pasamos por esto? ¡qué se yo! En estos momentos me doy cuenta de los errores que he cometido y trato de arreglar; muchas personas me notan raro, me ven diferente, me ven distinto al “Hugo” de hace un par de años. Pero son esas mismas personas las que tratan de tirarme para arriba y sacarme la mierda que me rodea. Si pudiera cortarme alguna parte de mi cuerpo, lo haría para entregar un pedacito de mí a esas personas que se preocupan, para demostrar que realmente me importan. No se que está pasando, no se que me está pasando.

Hoy mi madre me entregó una carta que ella misma escribió para mí, ya que me vio mi mano rota por el golpe al vidrio, su carta dice lo siguiente: “Por muchos problemas que uno tenga, no se puede ir por la vida dando golpes a murallas y ventanas ni mucho menos atentar contra tu cuerpo, aprende a controlar tus impulsos, Buena suerte. Sandra”

¿ Estoy así ?

"...¿ Huguito ? ... a Saavedra lo estamos perdiendo, cada vez baja más y siento que cada vez está más depresivo y triste..." (Patricia Cuidad - Mi profesora jefe - jueves 3 de oct. del 2008 en hora de Consejo de curso)

¿ Qué me está pasando por la mierda ?

Año 2003

Estaba nervioso, era pequeño aún, recuerdo que me sentía raro con vestón (porque nunca había usado uno). Había mucha gente, muchos niños vestidos y peinado igual que yo. Era temprano, aún no sabía por donde ir. Se comentaba que los del “A” eran los que habían sacado mejor puntaje en la prueba de admisión; caminé hacia la lista de alumnos y leí: Saavedra Muñoz Hugo Letier – Curso 7º año A – Patio Verde. Es en ese momento cuando supe que había quedado en el Séptimo año A generación 2003 del Internado Nacional Barros Arana (INBA).

Ese día fue relajado, yo y mis nuevos compañeros no hablamos; claro… gente nueva, colegio nuevo y además de puros hombres; debo reconocer que fue un cambio muy brusco respecto de donde venía. Pasaron las semanas y poco a poco entraba en conversa con mis compañeros; hasta que tomamos más confianza y nos conocimos mejor.

Fueron días, semanas, meses y años que pasamos juntos. Jornada completa, nueve horas al día: jugábamos, almorzábamos y reíamos. Aprendí a compartir con ellos durante 4 años de mi vida.

Descanso

Hace unas horas llegué del Preuniversitario muy cansado. Hoy fue un día "normal". En el colegio tuve que exponer un tema ( alimentos transgéticos ) y me saqué un siete. Luego, todas las clases siguientes, fueron muy aburridas. Después tuve reunión de Centro de Alumnos y a las cinco de la tarde partí al Preuniversitario. Tuve lenguaje y matemáticas, saludé a mis compañeros/as y me vine a mi casa. Llegué, estaba mi padre y mi hermano, mi madre había salido. Luego mi padre fue a jugar fútbol y mi hermano estaba en el segundo piso en el computador; yo por mi parte estaba sentado, muy relajado, en el primer piso de la casa; prendí la TV y el DVD y comenzé a ver el concierto de Soda Stereo, uno de mis grupos favoritos. Cuando comenzaron a tocar: "Un millón de años luz" cerré los ojos y disfruté de mi tranquilidad por unos minutos.

Del otro lado del mundo

Ella es Audrey, es de nacionalidad francesa y tiene cerca de 16 años. ¿ Cómo la conocí ? Por MSN. Como es obvio, los idiomas son muy distintos; pero hablamos en inglés ( el inglés que hablo yo es muy malo; pero ella me entiende ). Audrey es una niña muy simpática, muy linda y que me cayó muy bien. Eso de hablar en otro idioma y tratar de explicar lo que quieres decir, es muy raro; pero entretenido. Audrey ! desde Santiago, Chile un saludo enorme !

En mi Mente

Escribo lo que tengo en mi cabeza. Tengo 17 años de edad, voy en 4to medio y comprenderán que este año tengo que rendir la PSU y "decidir" mi futuro. Es complicado llegar a esta instancia, sin conocer, sin saber realmente que cresta quieres ser; estudiar. Somos muy jóvenes aún como para tomar las riendas de nuestra vida, que por cierto, es difícil (la vida no es fácil). Vocación, gustos, habilidades… son palabras que he escuchado mil veces este último tiempo. Según los “adultos” son pistas que te guían por el camino que debes tomar. Pero ¿realmente es así? Yo creo que es totalmente falso. ¿De qué te sirve que te guste escribir cuentos y hacer videos en paint, si no estudiarás eso? En fin, quiero que sea diciembre, rendir esa prueba, que me vaya bien y estudiar. ¿Qué estudiar? No lo se.

Pero por suerte, existen los amigos/as, que en lo personal, he tenido muy buena suerte. Yo los quiero y ellos/as a mi. Son personas que siempre me apoyan y me dan consejos. Son los que muchas veces me alegran un día entero.

Este es mi último año de colegio, la verdad es que por una parte quiero salir luego, porque me estreso, pero por otro lado, no quiero salir, porque no hay mejor etapa que la que estoy viviendo.
Esta etapa, está marcada por los buenos momentos que he vivido, pero también los malos. Por lo general se relacionan con el ámbito amoroso; yo siempre digo: “…el miedo es para sentir, el amor para sufrir…” o sea, prefiero mil veces estar muerto de miedo, ha estar enamorado. Pero a pesar de todo esto, se que son cosillas de la adolescencia y que todos pasamos por ello. Cuando tenga 60 años, me acordaré de los problemas amorosos que tuve cuando joven y me mataré de la risa.
Y por último, un tema que no puedo dejar de mencionar, mi familia. Cuando uno crece, se va dando cuenta de muchas cosas; es eso lo que me está ocurriendo. Solo pido que TODA mi familia esté bien y los que están enfermos, que se recuperen lo antes posible.

El Pobre Niño

El niño transpiraba de tan difícil que era la prueba, pero después de cerca de una hora y media la terminó. Estaba un poco bajoneado porque sabía que no le fue muy bien, digamos que le fue mal, pero ya pasó y ahora se iba a descansar. Tomó sus lápices, sus cuadernos y los echó a su mochila un tanto vieja por los años de uso. Esa mochila le había pertenecido a su hermano mayor hace 7 años atrás. Y la usaba en memoria a el, ya que cuando iba camino a la universidad lo atropellaron y falleció. Ese día el niño salía temprano del colegio, por ende tomó sus cosas y se fue. Salió del colegio y hacía mucho frío, estaba por llover. El solo llevaba un chaleco en su cuerpo y una bufanda que le había echo su abuelita cuando era chico. Caminó hasta el paradero del transporte que lo llevaba todos los días a su casa. Tomó la micro de inmediato; era un camino largo para llegar. Después de una hora de viaje aproximadamente se bajó de la micro, con la mala suerte que justo se puso a llover. Se echó la mochila a la espalda y comenzó a caminar por el largo caminillo de tierra que lo guiaba a su casa. Su pelo se mojaba cada ves más, al respirar su garganta se le helaba por completo, su nariz no la sentía por el frío, sus manos estaban de color morado, su chaleco viejo estaba todo empapado, sus pies estaban húmedos ya que los zapatos estaban rotos. El pobre niño sabía que mañana no podría ir al colegio, porque su única ropa no se alcanzará a secar para mañana, sumado a que el camino de tierra estará lleno de barro. Para entretenerse en el camino, el niño contaba los pasos que daba e iba saltando los posos de agua que se habían formado. A pesar de todo lo malo que en ese momento estaba viviendo, el estaba feliz porque sabía que cuando llegara a su casa lo estaría esperando su querida madre. Era una mujer hermosa, que siempre usaba delantal azul y su pelo amarrado con un moño muy apretado, su piel era lisa y blanca, su nariz respingada y unos ojos de color verde, era preciosa. El niño llevaba 2810 pasos hasta que llegó a su casa, por fuera se notaba que la madre había cortado leña para la chimenea. El niño abre la puerta, se saca los zapatos rotos y mojados y los deja cerca del fuego, lo mismo hace después con su ropa. Pero el notaba algo raro en su casa, estaba muy callada entonces decide llamar a la mamá: ¡¿mamá?! ¡¿Dónde estás?! , pero no recibía respuesta. El niño busca por todos lados, su pieza, la pieza de su madre, el baño, el comedor… pero no encontraba nada. Cuando fue a revisar la cocina se encontró con una impactante imagen de su madre colgada del techo de la casa… su madre se había suicidado. El niño, con cara pálida y sus ojos puestos en la cara de su madre, no aguantó el llanto y lo izo por un largo tiempo. De repente vio una carta sobre la mesa, la toma, la abre y lee: “…Hijo querido, perdóname por hacer esto, ya sabrás las razones. Por favor perdóname. Te quiero mucho… tu madre.”. El niño cerró la carta, se sentó en el suelo y permaneció así por el resto de su vida.

Un Adiós

Fueron exactamente 23 años, en los cuales viví muchas cosas linda, hermosas, inigualables; pero también sentí dolor, odio, engaño y traición. No justificaré mi decisión. Mil razones tuve para tener el valor de tomar esta determinación. No crean que es fácil todo esto, todo lo contrario, es lo más difícil que hay en el mundo. En estos momentos, yo se que mi familia y amigos leen esta carta. Yo estaré colgado, con la cara pálida y sin respirar. Ustedes me miraran y lloraran. Dirán: ¿Por qué lo hiciste? Eso nunca ni nadie lo sabrán. Por medio de esta carta que he escrito antes de suicidarme, les quiero agradecer a todos mis parientes; llámese, padres, hermano, tíos/as, abuelos/as, amigos/as y todas las personas que me conocieron; muchas gracias por compartir 23 años de sus vidas conmigo, gracias por ayudarme en los momentos difíciles que pasé, gracias por toda la ayuda brindada hacia mi. Solo quiero que me recuerden por siempre. Yo siempre los recordaré. Los quiero, Adiós.

Nicotín

Esta es la triste vida de un cigarro. El se llamaba Nicotín, lo habían creado en una fábrica tabaquera de Chile. Tenía 2 meses de vida. Un día estaba junto a sus hermanos, bien apretados y juntos en una cajita; cuando en eso ven la luz del mundo; habían abierto la caja. Una mano gigante apareció y tomó a Nicotín. El pensó que le harían algo bueno, para así estar feliz. Pero se encontró con la desagradable acción del hombre; lo empezó a quemar. Nicotín gritaba de dolor, lloraba; pero nadie lo oía. Pasaron cerca de 5 minutos y Nicotín ya estaba en los huesos. Luego cayó al suelo y fue aplastado, había muerto.

¿ Es así de corta la felicidad ?

El comienzo del final

Era un video hecho en Paint. Se trataba de un joven astrónomo, que descubriá que se precipitaba un meteorito a la Tierra, amenazando toda existencia de vida en ella. El protagonista viajaba a hablar con la Pdta. de la República y le comentaba el suceso. El final era inesperado.