Días enteros pensando en cómo hacer de manera correcta las
cosas. Placeres de la vida postergados por deseos y ambiciones instantáneas.
Palabras y frases con espinas que clavaban; resistir fue la clave. Excusas y
malos ratos que marcaron bits de una memoria frágil, espero. Ausencia de coraje
para decir NO es comprensible, pero para no decir el POR QUÉ es reprochable. Ese
pequeño gran cambio produjo un punto de inflexión brígido, magnífico, cuántico.