20 ago 2013

Finalmente

Y ahora puedo decir: Valió la pena

15 ago 2013

Solo en esta pesadilla

Noche angustiante, densa y complicada. Algo parecido a un sueño; un mal sueño. Solo, con un frío que congelaba los huesos, con una improvisada cama de sillas y una chaqueta como sábana. Ni un solo ruido, ni una sola mosca, nadie con quien conversar, comentar ó pedir ayuda. Dolor de guata, ganas de llorar para luego salir corriendo en busca de algo ó de alguien. Un nerviosismo y ansiedad que me comía los nervios poco a poco. Por el momento no sé si habrá valido la pena; sólo espero un milagro, un maldito milagro para poder salir de esta pesadilla. 

9 ago 2013

El juego antes de Messenger, Fotolog, Facebook y Whatsapp


"Elige un nombre Hugo..."


Así partía el juego del carteo cuando aún no explotaba la fama del Messenger ni del Fotolog. Fue como en el año 2004, cuando iba en octavo básico. Un compañero se me acerca y me invita a participar. El juego era simple; consistía en escoger un nombre de una niña (de una lista previamente enviada) y había que escribirle una carta contándole quién eras, cómo te llamabas, tus gustos, etc. En definitiva había que chatear por medio de cartas. Si tenías suerte, te llegaba la carta con la respuesta de la niña y así fluía el juego. Cuando los temas se acababan, llegaba el momento de juntarse con ella. Entonces todos los que habíamos participado en el juego, íbamos afuera del colegio a esperar a nuestras compañeras de cartas.

Muchas veces no llegaba la niña que me había tocado; en otras oportunidades la niña era totalmente distinta a los rasgos físicos que me había descrito en las cartas. Sin duda, era un juego inocente, un poco nerd, pero simpático y entretenido.

Hoy, ya grande, venía en el metro de Santiago camino a mi casa después de la universidad. Y en Santa Ana se subieron alrededor de unos 8 escolares que iban a reunirse con niñas, porque habían jugado al carteo (algunos iban leyendo sus cartas). Los miré por un largo rato y me imaginaba a mi mismo hace 9 años atrás, con las mismas ganas de conocer a la niña, con la misma ansiedad y nerviosismo a lo desconocido.

Pucha que pasa rápido el tiempo…