
Ha muerto el Rey del pop, el mejor de todos los tiempos, el más grande de la música. Donde quieras que estés Michael Jackson...Gracias!
En mi casa todos lo sabíamos, era un secreto a voces entre nosotros, su padre me lo había dicho meses antes, pero prohibió decírselo. Ivo, le decíamos, de cariño, su nombre era Ivano, un jóven alegre y deportista. Su padre, Nolasco; un economista creyente en esoterismos que su familia detestaba. La señora Luz, reconocida en el ámbito de cartas de Tarot, le dijo que Ivo moriría en un tiempo más de un infarto, lo que no se especificaba era la razón, podía ser una mala noticia o una enfermedad cardiaca. Nolasco, fiel a estas predicciones, se fue asustado en su auto a un bar y ahí bebió toda la noche hasta que el local cerró. Fueron meses de angustia, consultó sicólogos, especialistas, pero nadie le dio en el clavo. Entonces la única salida a ese secreto que llevaba era comenzar a conversarlo con la familia, primero fue Augusta, la madre de Ivo, luego María Pilar, la tía, más tarde Jacinta y Gracia, amigas de la familia. Todos sabiendo el destino y fecha de su muerte. Por supuesto nadie podía decírselo, Ivo no podía enterarse de aquello. El plan era idear momentos perfectos, experiencias que lo incluyesen a él como único protagonista. Teresa, su novia, hacía pocas semanas también sabía la noticia, por lo que su preocupación empezó a aumentar y finalmente optó participar del plan de la familia. Saber que moriría y que no había vuelta atrás, convertía las relaciones en un ambiente hostil y frío. Durante esos agónicos meses viajaron, cenaron todas las noches formalmente, hubo fiestas en su honor, regalos sorpresas, saludos de preocupación inesperados y muchas visitas médicas, todos quienes fueron sus cercanos, estaban interesados en él. El joven deportista nunca sospechó nada, la muerte lo estaba esperando ansiosamente y su familia con una tristeza vestida de alegría aguardaba el momento. Se acercaban los días y comenzaban las palabras de despedida como: “Hijo, quiero que sepas que siempre te querré” o “Sobrino, eres lo más importante que tengo” Y hasta “Si tu te vas, me voy contigo amor”. Desde luego Ivo lo tomó como actos de simple atención hacia él.
Cuando estás solo en la pista, te das cuenta de que te puedes dejar llevar con la música sin que nadie te diga nada ni te mire extraño. Solo tienes que cerrar los ojos, sentir el ritmo y los bajos de la música; muévete al compás de los punchi punchi. Respira hondo una y otra vez, siente que esos sonidos electrónicos entran por tu cuerpo sin restricción alguna. Baila como quieras y donde quieras; nadie te dirá nada. Disfruta, ríe y piensa. Entra en un trance que solo un terremoto te pueda interrumpir, siente el fervor y el éxtasis por bailar música electrónica. Grita, desahógate y trata de liberar la mala onda de tu cuerpo. Al final, cuando ya haya acabado todo, te sentirás aliviado interiormente y con una sensación que querrás repetirlo una y otra vez.