6 ene 2009

La carta en la banca


Sus ojos brillaban por lo contento que estaba; por fin había conocido al amor de su vida, su nombre … Stepanie. Era una mucha con movimientos finos y clásicos, parecía estar bailando, su risa coqueta cautivaba a cualquiera, su tomo de voz, tan suave, tan agradable, daba la sensación de estar escuchando una música tranquila y relajante. Sus ojos, de color verde, penetraban en la mirada del joven enamorado. Estaban sentados juntos, mirando el pasar de la gente frente a ellos, él tomó la mano de la muchacha y le declaró su amor. Ella sonrió nerviosa y sus mejillas se tornaron de un color rojizo. Cerraron sus ojos y un beso cálido, que reflejaba el amor que fluía entre ellos, selló aquel momento. Luego se miraron a los ojos y Stepanie comenzó a llorar. El joven muchacho no comprendía nada de lo que estaba pasando… ¿qué pasa amor? No me pasa nada cariño ¿me puedes ir a comprar unos pañuelos a la vuelta por favor? y el joven contestó: ¡por supuesto!. Pero antes de partir, Stepanie lo tomó del brazo y lo besó con una pasión que dejó perplejo al muchacho, luego dijo: Te amo Marcos. Nunca olvides eso. El joven se levantó de la banca y fue a comprar en un “estado de shock” por las palabras que le dijo Stepanie.

Marcos estaba muy feliz por todo lo ocurrido, pero cuando llegó a la banca en la que estaban sentados no vio a Stepanie. Su rostro cambió totalmente. Miró a su alrededor pero no la encontró; lo único que pudo ver fue una carta que estaba sobre la banca, la tomó y la leyó: “Querido Marcos. Se que te sorprenderá leer esto, pero no tuve el valor suficiente para decírtelo a la cara. Yo te amo mucho amor, pero hay algo que tú no sabes. Yo desde hace un mes y medio que estoy embarazada de mi ex novio. No sabes cuanto siento todo esto, yo te amo, pero no puedo estar contigo porque en estos momentos voy camino al sur, porque mi madre me obligó. Perdóname por favor Marcos, yo te amo de verdad perdóname. Stepanie”